domingo, 12 de agosto de 2012

HONESTIDAD BRUTAL

Hoy voy a hacer uso de una de las cualidades más útil de los blogs: el anonimato.

Si bien hay mucha gente que conoce este blog y sabe quién soy, una tiene la esperanza de que otra gente de otros países, que, incluso, hablen otros idiomas y tengan que recurrir al traductor online para entenderte, lean estas líneas y les provoque algo, ya sea bueno o malo, pero les provoque. Quizá no sea el caso de este blog, teniendo en cuenta el índice de popularidad que tiene...Pero esa gente
no te conoce: nunca te vio, no tiene una idea forjada de ti ni espera nada.

Para esa gente, soy la escritora anónima y hoy, para todos los que me lean, también lo seré. A los que me conocen, les pido que hagan un esfuerzo por olvidar quién es la autora mientras lean estas líneas.

Pues bien, hoy voy a explicar por qué sigo aquí. Sí. No sé a quién se lo cuento: creo que estoy tratando de justificarme a mí misma los motivos que me han inducido a querer seguir a este lado del Atlántico.  Si bien este país y esta ciudad me gustan mucho por muchas razones (paso a enumerarlas), por otro lado, hay cosas que no sé si algún día entenderé...

- La vida cultural que respira la ciudad en cada rincón. La originalidad y el diseño están a la orden del día, pasando por todos los ámbitos de la vida. Y no hace falta irse a un museo para verlo.
- El "todo se puede", ese optimismo exacerbado, esas ganas de hacer y esa energía por luchar y por seguir y por romper con todas las reglas de la lógica y del sentido común.
- Una ciudad que nunca descansa, que nunca duerme, que siempre está ahí.
- El círculo de amigos con los que disfruto y comparto mil momentos.
- La calidad teatral.
- La calidad humana que hay en lo teatral.
- El clima.
- El ritmo rockanrolero de la vida: esa incertidumbre de no saber si saldrá, si se hará o no. Ese ritmo frenético, espídico casi, que te lleva a tener un montón de proyectos al mismo tiempo.
- La sensación de libertad.
- La pasión en el arte y que es tan contagiosa...

Sí, como vemos, hay muchos motivos para considerar correcta la decisión, pero después de casi dos años a este lado, considero que tengo una experiencia no muy amplia, pero sí suficiente para poder hablar sin tapujos de otras cosas que NO entiendo y me parece casi IMPOSIBLE que llegue a entender algún día. Al igual que hice antes, paso a enumerarlas:

- Esa prepotencia y autosuficiencia con la que se manejan muchos porteños (ojo, he dicho porteños, no argentinos), sobre todo, del género masculino.
- El coqueteo argentino: se buscan mil estrategias y artimañas para seducir y embaucarte y cuando casi lo consiguen y atrapan tu interés, al final, te enteras de que: 1. Tienen novia. 2. Se asustan (nunca lo reconocerán). 3. Era un simple juego. 4. Las tres anteriores juntas.
- El 95% de los chicos argentinos heterosexuales que conocí son como los del punto 2, o sea, que para mí, es una generalidad.
- Mienten con mucha facilidad y muy a menudo. De ahí deducimos que la infidelidad también es una disciplina muy practicada.
- Aparentar está a la orden del día aquí. ¿Para qué vamos a decir la verdad? No, es mejor fingir y aparentar, a ojos dle mundo, que todo es fantástico.
- Naturalizar situaciones que no son normales o no deberían serlo. 
- Intentar engañar o sacar provecho de situaciones.
- Los tiempos (mientras la vida cotidiana pasa a ritmo frenético, otras cosas requieren un laaaaaaargo tiempo que nunca entenderás para qué está ni por qué se lo toman).
- Ese afán por querer explicarlo todo desde lo psicológico.
- Esas ganas de dar por saco, de molestar, de jugar, de no hacerse cargo de las decisiones, de querer tener ahí a alguien solo por tenerla, para alimentar ese ego que necesita agua y comida toooodoooos los días (también corresponde solo al género masculino).

Sé que este discurso es absurdo, estoy generalizando y casi todo es un dardo hacia los hombres. Seguramente, algún día tenga que borrarlo (ojalá) porque me acaben convenciendo de que no llevo razón, pero a día de hoy, estoy HARTA y sí creo que son cuestiones culturales, sinceramente. Ni mejor ni peor, solo que no lo entiendo porque vengo de otro lugar. Quizá tendría que volver a mi lugar para revisionar todas estas cuestiones. Quizá. Solo sé que extraño la espontaneidad sin tener que ser juzgada o ser malinterpretada como un signo de otra cosa.  Quizá me acostumbre y lo acabe considerando "lógico".

OJO Y ACLARACIÓN: En mi país, hay mil cosas que no me gustan tampoco. El ser fanfarrón, el aparentar también es muy de España; el considerar que en España las cosas son mejores que en otros sitios, etc...Así que no quiero que parezca un alegato anti-argentino, es más bien, un alegato despechado contra el hombre argentino. Queda escrito.