EL GRAN MOMENTO

Bebía el café a sorbos pequeños y pausados, tratando de dilatar más el tiempo, aunque el de espera ya se había estirado demasiado. A través del cristal lo vio pasar, despistado, con ese aire indiferente que,  a ojos de ella, lo hacía tan irresistible. Entró en la cafetería. La vio inmediatamente. Sin sonrisa, sin agrado. Se sentó y la miró fijamente a los ojos. Por primera vez. Fue tan sincero lo que ella vio a través de aquellas pupilas que sobraban las palabras. Él sonrió y agarró su mano, la de ella que movía, con nervios, la cucharilla del café haciendo círculos con los posos. 

ELLA: Ya sé lo que me vas a decir.

Él pareció no escucharla.

ÉL: Los tiempos no son...

ELLA: No son lo mismo...

ÉL: Para ti y para mí...Sé que somos parte de un mismo puzzle, pero los bordes de las piezas no están limados...

ELLA: Y ahora...

ÉL: Ahora no encajan...

ELLA: No soy...

ÉL: No eres tú...Daría lo que fuera porque nos hubiéramos conocido en otro momento, en nuestro momento...

El rostro de él se desdibujó y comenzó a mutar en otros rostros, en otras caras, que iban cambiando con mucha velocidad. Ella acertó a ver antiguos amores pasajeros y amantes; gente por la que daría lo que fuera por encontrársela ahora, pero que conoció en el momento "inadecuado".

ELLA: ¿Cuándo será nuestro momento? 

APRENDER A DESAPRENDER

Aprender a desaprender la culpa temprana, los miedos okupas, las dudas cotillas, que no callan ni debajo del agua, la espontaneidad prohibida, los prejuicios fértiles, el pudor beato, las normas mudas con bigote, los vicios madrugadores, la mirada altiva...aprender a vivir de verdad!! 

La importancia de las cosas

Creo que es un error medir la importancia de las cosas por el tiempo, o la duración. 

Es cierto que los hombres inventamos el tiempo porque necesitábamos algo que ordenara nuestros ciclos, nuestras rutinas. Algo que diera forma a la luz y la falta de ella; al paso del...tiempo nuevamente. Pero no inventamos nada que midiera la intensidad de las emociones, la potencia de las miradas, el poder curativo de algunos besos, la violenta ternura de un mordisco...Eso no se ve, pero tampoco se mide...

Hay instantes que apenas duran milésimas de segundos que quedan impresos en la retina, en el alma y en el cerebro para siempre; imágenes tatuadas en la mente, sabores incrustados en el paladar; sensaciones taladradas en la piel, que nos acompañarán para siempre. Y no duran nada. Porque... ¿qué son unas milésimas de segundo para una vida compuesta por ochocientos mil billones de ellos?...A veces...pueden suponer toda una vida...Y es que, como dijo Benedetti...

             Es casi ley,
los amores eternos
son los más breves.

SOY

Aunque no lo parezca, siempre me gustó una canción de Shakira que empezaba diciendo: "Si es cuestión de confesar, no sé preparar café ni me baño los domingos...". Me gustaba porque era una confesión abierta, descarnada de su persona, de lo que no se suele contar si tu objetivo es seducir a alguien, para terminar diciendo que estaba loca, loca, loca de remate por un tipo que le quitaba las horas de sueño.

Me gusta imaginarme a la gente sola, en sus casas o en sus habitaciones, en la más profunda intimidad. Pienso qué harán, en qué ocuparán su tiempo a solas, por dónde les conducirán sus pensamientos. Si llorarán, si verán vídeos y se reirán solos, si se acordarán de alguien...

Yo lloro mucho sola. No es algo que piense o que ensaye. Me salen solas. Las lágrimas, las ganas de llorar, como una arcada. Estoy bien y, de repente, ese sabor amargo que asciende, asciende veloz y...pum. A los tres minutos vuelvo a estar bien. Y ni siquiera sé de dónde vino ni por dónde se fue. Es así. Soy así. Caprichosa, aunque conformista porque no hago mucho más de lo que debería si algo no sale como yo había planeado en ese otro mundo que habito, al que adoro, pero que me hace mal...El mundo de lo que quisiera que ocurriera, de la fantasía, de los sueños cumplidos...Ese mundo en el que me refugio, pero que luego me devuelve con más brutalidad a la pura realidad...

MALOS Y BUENOS

A los malos es fácil reconocerlos, saber de qué pierna cojean, señalarlos...Es lo bueno que tienen: que su turbia transparencia es notable para todos. No te pueden sorprender o decepcionar porque, de entrada, no esperas nada de ellos. Quizá les falten las verrugas en la barbilla o los pelos encrespados y sin brillo; o esa risa grave, carente de espontaneidad...Estos son los malos, al menos, los de las historias mal estructuradas, torpemente guionizadas, como la nuestra.  Todo está tan estereotipado que es fácil organizarlo todo en dos grupos: los buenos y los malos...

El problema viene cuando los caminos se bifurcan, los grupos se amplían y se crean más subgrupos. Los buenos empiezan a cambiar: primero quizá venga el ritmo al caminar; luego, la mirada, la manera de toser, la ropa...Se transforman, pero siguen conservando una imagen parecida, como los lagartos de V: visten una capa que esconde la sangre que fluye por dentro, que mutó la temperatura y se empezó a congelar. Buenos cada vez más malos y malos cada vez más indiferentes. Pero este cambio sí pica como tirón de orejas, como empujón de primo gordo, como cachetazo de amiga celosa. Porque nadie imagina que el cerdito trabajador pueda traicionar a sus hermanos cambiando el final del cuento. Y estos...lo hacen.

CUENTOS QUE YO TE CUENTE...

Ahora entiendo por qué no nos contaron los finales de los cuentos...
Los cuentos encierran solo una parte de la historia.
Conocemos el final, pero solo de ese tramo, de ese fragmento aislado.
Si lo hubieran hecho, viviríamos en el mundo del desengaño, no de la posibilidad...
Si una historia terminó bien, es porque ahí debe quedar.
Es un error pensar que el volumen dos puede tener cabida...

Vivieron felices y comieron perdices,
¿por cuánto tiempo?
Porque todos sabemos que de lo que se come, se cría
y no creo que ninguno quiera ser perseguido a perdigonazos

Sombras

Indica esa luz, ese reflejo enturbiado por el sucio vidrio que alguien respira
Al otro lado. Esas sombras proyectan tus anhelos más superficiales y al mismo
Tiempo, más profundos. Había motivos de sobra para adivinar el final de la trama,
Pero no hay más ciego que el que no quiere ver. Los cristales se siguen empañando...

¿QUÉ HACEMOS?

¿Y qué hacemos con los sueños perdidos en las almohadas de los niños?
¿Y qué hacemos con las ganas que supuran de los poros de este cuerpo?
¿Y qué hacemos con mi rabia disfrazada de sonrisas forzadas?
¿Con los vuelos por las nubes sin destino? ¿Con tus rizos y tus lunares?
¿Y qué hacemos con el calendario que quiso ser congelado?
¿Con las noches de desvelo, con los zapatos embarrados?
¿Y qué hacemos con tu boca, que aspira tierra, cielo, aire?
¿Y qué hacemos con el dolor encerrado en botellines de cerveza?
¿Y qué hacemos con el "No pasa nada", "Todo está bien, gracias"?
¿Y qué hacemos con la fugacidad de los días? ¿Con la brevedad de lo bueno?
¿Y qué hacemos con lo que no pudo ser, con lo que quiseq que fuera y con lo que finalmente fue?
Dime, vos, o tú, o quien coño quieras ser...dime, ¿qué hacemos?