lunes, 21 de abril de 2014

La importancia de las cosas

Creo que es un error medir la importancia de las cosas por el tiempo, o la duración. 

Es cierto que los hombres inventamos el tiempo porque necesitábamos algo que ordenara nuestros ciclos, nuestras rutinas. Algo que diera forma a la luz y la falta de ella; al paso del...tiempo nuevamente. Pero no inventamos nada que midiera la intensidad de las emociones, la potencia de las miradas, el poder curativo de algunos besos, la violenta ternura de un mordisco...Eso no se ve, pero tampoco se mide...

Hay instantes que apenas duran milésimas de segundos que quedan impresos en la retina, en el alma y en el cerebro para siempre; imágenes tatuadas en la mente, sabores incrustados en el paladar; sensaciones taladradas en la piel, que nos acompañarán para siempre. Y no duran nada. Porque... ¿qué son unas milésimas de segundo para una vida compuesta por ochocientos mil billones de ellos?...A veces...pueden suponer toda una vida...Y es que, como dijo Benedetti...

             Es casi ley,
los amores eternos
son los más breves.

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