Aunque no lo parezca, siempre me gustó una canción de Shakira que empezaba diciendo: "Si es cuestión de confesar, no sé preparar café ni me baño los domingos...". Me gustaba porque era una confesión abierta, descarnada de su persona, de lo que no se suele contar si tu objetivo es seducir a alguien, para terminar diciendo que estaba loca, loca, loca de remate por un tipo que le quitaba las horas de sueño.
Me gusta imaginarme a la gente sola, en sus casas o en sus habitaciones, en la más profunda intimidad. Pienso qué harán, en qué ocuparán su tiempo a solas, por dónde les conducirán sus pensamientos. Si llorarán, si verán vídeos y se reirán solos, si se acordarán de alguien...
Yo lloro mucho sola. No es algo que piense o que ensaye. Me salen solas. Las lágrimas, las ganas de llorar, como una arcada. Estoy bien y, de repente, ese sabor amargo que asciende, asciende veloz y...pum. A los tres minutos vuelvo a estar bien. Y ni siquiera sé de dónde vino ni por dónde se fue. Es así. Soy así. Caprichosa, aunque conformista porque no hago mucho más de lo que debería si algo no sale como yo había planeado en ese otro mundo que habito, al que adoro, pero que me hace mal...El mundo de lo que quisiera que ocurriera, de la fantasía, de los sueños cumplidos...Ese mundo en el que me refugio, pero que luego me devuelve con más brutalidad a la pura realidad...
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