Cotilleando por Facebook, que es un deporte muy común últimamente, aunque no muy saludable, encontré este post en el muro de alguien. Me encantó. Hoy más que nunca. Y me acordé de la mosca, del runrún y del nudo en el estómago.
Abran las bocas, señoras y señores, y dejen salir sonidos en forma de letras!!!!
Sabés a dónde van las palabras que no se dijeron? A dónde va lo que quieres hacer y no haces? A dónde va lo que querés decir y no dices? A dónde va lo que no te permites sentir? Nos gustaría que lo que no decimos caiga en el olvido, pero lo que no decimos se nos acumula en el cuerpo, nos llena el alma de gritos mudos. Lo que no decimos se transforma en insomnio, en dolor de garganta, en nostalgia, en destiempo... Lo que no decimos se transforma en debe, en deuda, en asignatura pendiente. Las palabras que no decimos se transforman en insatisfacción, en tristeza, en frustración. Lo que no decimos no muere, nos mata
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