20 de marzo de 2012-------------------- Queridos seres humanos: Bienvenidos a la era GLOBALIZADA, donde es difícil distinguir de qué país es el aire que respiras (todos están contaminados); donde los sabores autóctonos son paulatinamente reemplazados por franquicias multinacionales; donde puedes leer, desde la butaca de tu casa, simultáneamente un periódico de Japón y otro de Marruecos; donde el mundo se ofrece como un destino al alcance de, cada vez más, muchos bolsillos; donde una parte del planeta acumula toneladas de información mientras que la otra mitad acumula hambre y pobreza; donde la vestimenta de un canadiense y un español, por ejemplo, se asemeja mucho, aunque los separen 10000 kilómetros...
Y, sin embargo, en este mundo, palabras como fronteras, papeles, ilegal, inmigrante, extranjero, título válido en determinados países, residencia, prejuicios, xenofobia puebla los titulares de los periódicos y noticieros y se convierte en la cruda realidad de muchas personas que luchan por tener un futuro mejor, muchas veces alejados de los lugares que los vieron nacer.
Es difícil conseguir papeles para mí y, sin embargo, sé que por venir de donde vengo, tengo otra denominación de extranjera: más amable. ¡Qué asco de distinciones, de elitismo y de supuestos valores! Nadie está libre de ocupar esa posición: la de extranjero, así que la próxima vez que, en mi país, escuche algún comentario carente de sentido común y lleno de prejuicios, juro que esta voz no se va a callar.
"Antes eran ellos los que venían. Ahora somos nosotros los que vamos". Pero quiénes son ellos? ¿Quiénes somos nosotros? ¿Qué nos distingue tanto? ¿Por qué tantas restricciones, tantas barreras? ¿De quién es el mundo?
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