jueves, 18 de abril de 2013

Un día cualquiera

Suena la alarma del móvil, abro los ojos, agarro las gafas...no, primero las busco...Tanteo con la mano por toda la mesita de noche (o la zona que no está cubierta de cosas) hasta encontrarlas, me las pongo y, entonces, apago la alarma y abro whatsapp...Es preocupante que el orden de estas acciones ha variado últimamente... Esta es mi rutina diaria. Abro el whatsapp con una cierta esperanza de encontrar algo lindo, no sé bien el qué, pero algo que me despierte una sonrisa: una foto o quizá un mensaje...Es una esperanza leve, sutil, inconsciente, pero está, es, existe.
Mi mente también se despierta de manera metódica y rutinaria: abro los ojos, entiendo dónde estoy, miro la hora, pienso si soñé o no y si me acuerdo, hago un repaso mental de lo que me espera a lo largo del día: me acuerdo de la obra, me cuesta concentrarme...Acudo a la agenda y ahí veo toda la lista de tareas diarias.
A veces, en ciertos días,  como hoy, aparece una imagen nítida, con una resolución impresionante, perteneciente al recuerdo, al pasado, a la maraña de preguntas y de variables: "y si me hubiera quedado...", "y si hubiera estudiado...", "y si..." y te lo tragas todo junto al primer sorbo de café...

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