Más allá de la calidad de la película y de sus intérpretes, lo mejor ha sido el viaje que he hecho a un lugar que fue mi hogar durante mucho tiempo. Ver a gente conocida en la gran pantalla; recorrer en solo 2 horas más de 12000 kilómetros y volver a familiarizarme con esa idiosincrasia que amé y odié a partes iguales.
Y presenciar ese yo afectado a gran escala; todos esos hechos políticamente incorrectos, pero que uno desearía, en más de una ocasión...al día, hacer.
Sé que, algún día, yo estaré al otro lado. No sé si del charco o de la pantalla, o ambas cosas a la vez...
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