sábado, 14 de mayo de 2011

RETOMAR ("recoger" está mal visto...)

Llevo varios días, por no decir semanas,  (Sí, me gusta ser sutil) sin escribir. Tengo la excusa perfecta: me obsequiaron con la mejor sorpresa que me han dado en mi vida. Y no fue un genio ni un hada madrina. O bueno, sí, podrían ser mis genios particulares: mi familia.
Qué curioso y qué paradójico: cuando mi cuerpo más pedía ese calor único y completamente reconocible,  caprichoso, obtuvo su deseo.
Hemos pasado unos días increíbles: de visitas, descubrimientos y charlas trascendentales, aderezadas con sonrisas y lágrimas, por supuesto.
Ahora, me vuelve a invadir la morriña. Es lógico y natural: no hay por qué alarmarse ni asustarse. Es humano sentirse solo, desarropado de esa calidez hogareña, en medio de un país inmenso, de una ciudad enorme, llena de virtudes y defectos, como todos. Y con un condicionante, que son 12000 kms de distancia. Aunque reconozco que a mi madre, a pesar de su miedo atroz a las alturas, no le pesaron esas doce horas de avión o, las sobrellevó lo mejor que pudo; y que mi hermana, a pesar de ser un viaje relámpago e incluso, a ojos de los demás, poco productivo, ahí se lanzó a la locura; y que mi padre, a pesar de que aquí aman a Messi y, por consiguiente, al Barça y que los porteños tienen ese aire tan particular...también se animó sin dudarlo. Y es que...me pasaré tiempo buscando (y creo que no encontraré) la manera de agradeceros esto que me habéis hecho!
De todas formas, como decía una que yo me sé...Si me queréis, no preocuparse! Aquí he encontrado y sigo cruzándome por el camino con gente maravillosa, que forma parte de mi familia porteña, jeejejeje y que, en momentos de soledad en el bus, me hacen pensar en los cambios que se producen en la vida y los tesoros que uno va encontrando y debe valorar.
Tanto allí como aquí: (bueno, allí más...) Hogar, dulce hogar. Os quiero!

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